Habla edadista
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La teoría de la acomodación del habla propone que las
personas modifican aspectos de su habla en respuesta a las evaluaciones que
tienen de su interlocutor, unas evaluaciones muchas veces basadas en
estereotipos. El habla que uno usa responde a un patrón que refleja la
evaluación que hace sobre la competencia del otro y su estatus social y
funcional. Por lo tanto, el habla puede tomarse como marcador de la actitud del
hablante con respecto al otro.
A menudo cambiamos el estilo de comunicación, como con los
niños, con los que solemos acomodar el habla para hacerla más entendible. Por
ejemplo, al referirnos al perro, lo llamamos “guau guau”.
En personas mayores suele darse un tipo de comunicación
resultado de la sobreacomodación del habla denominada Elder speak, habla
edadista, habla infantilizadora apoyados en la idea de que hay mayores
que tendrán más dificultados en el entendimiento y caracterizada por una manera
de hablar forzada y paternalista que implica
- Alteración en la paralingüística:
entonación exagerada, voz cantarina, ritmo lento
- Modificaciones en las estructuras
gramaticales: simplificación de la longitud y complejidad de las frases
- Uso de vocabulario limitado y simple
- Uso de repeticiones y aclaraciones no
requeridas
- Uso de diminutivos inapropiadamente íntimos,
tuteo sin permiso, ninguneo
- Uso de preguntas que encierran en sí mismas
la respuesta
- Excluir o ignorar a las personas cuando está
hablando
Aunque hay profesionales que defienden que este tipo de
habla es una acomodación ante las necesidades comunicativas de las personas
mayores. Para diversos autores como Harwood, Giles, Fox, Ryan y Williams
(1993) el habla edadista puede:
- Disminuir la confianza de una persona mayor
respecto a sus habilidades
- Reforzar los estereotipos negativos sobre las
personas mayores y el envejecimiento.
- Disminuir su autoestima.
- Reforzar comportamientos o actitudes
dependientes
- Fomentar el aislamiento y/o depresión de las
personas contribuyendo al declive en el estado físico, cognitivo y funcional
- Disminuye la posibilidad de comprensión ya que
el uso de una entonación exagerada puede resultar confusa y una
forma de hablar lenta puede afectar a la habilidad de focalizar
la atención en lo esencial del mensaje y posterior retención de la información.
Sin embargo, las dificultades lingüísticas asociadas al
proceso de envejecimiento normal y/o patológico pueden atenuarse si se
establece una comunicación motivadora y emocionalmente positiva.
Dando la oportunidad para participar, compartir y enriquecerse en
comunicaciones bidireccionales con nuevas generaciones.
La disminución de habla edadista supone
- Mejora en la comunicación
- Mejora de niveles cognitivos y funcionales de
los residentes
- Mayor satisfacción con la vida
- Mejores niveles de bienestar
La reducción del habla edadista supone una comunicación menos paternalista, más cercana e igualitaria.
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